Comenzó a dibujar de niña, estudió arte e hizo un profesorado en historia. “En mis épocas de estudiante devoraba libros sobre arte y visitaba museos”, cuenta. La joven artista alemana centra su atención en la pintura figurativa y se interesa en la representación de todo tipo de emociones vinculadas, siempre, a su experiencia personal.
Por Camila Reveco
creveco@revistaophelia.com
“Los alemanes hablan muy poco de sus sentimientos porque mostrar emociones es visto como una señal de debilidad”, dice Claudia Kaak (Heppenheim, Alemania 1987). Pero ella hace exactamente lo contrario. Su obra está marcada por la auto referencialidad: “Sufro de algunos problemas como estrés post-traumático. Y creo que es importante hablar de eso en mi obra para romper el estigma”, explica y agrega: “Mi trabajo representa muchos sentimientos existenciales y captura momentos en el tiempo de mucha turbulencia psicológica y emocional, que se relacionan a situaciones de violencia y traumas que no son exhibidos de manera explícita”
En su pintura existe un componente altamente psicológico, que convive en una atmósfera meditabunda, casi melancólica. Claudia prefiere que sus obras hablen por ella y, en este sentido, nos transmite un mensaje muy evocador al insinuar en sus composiciones la complejidad de una mente inquieta:
“Quiero mostrar ese desorden de emociones, no esconderlos. Opino que esconder tus emociones no es bueno ni para las personas como tampoco para nuestra sociedad”.
-Considerando el carácter autobiográfico de tu obra ¿piensas que el arte tiene un lado “terapéutico”? ¿Cura heridas?
-De cierta manera. A veces puede ayudarte a analizar las cosas de una manera diferente porque uno tiene que lidiar con ellas durante el proceso de creación. Depende del tema. Pero no podría decirte que “cura” heridas. No sé si mis heridas se curarán algún día. No puedes “superar” algo que todavía está sucediendo. Pero espero poder aprender a vivir con esas heridas.