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miércoles, 13 de enero de 2016

Florencia Scafati: Barro Tal Vez



En esta entrevista exclusiva dialogamos con la artista plástica argentina Florencia Scafati sobre su obra. Su trabajo -según explicó- está atravesado por una inagotable celebración de lo femenino. 



Por Camila Reveco
Periodista cultural con especialidad en artes plásticas
camilareveco.mza@gmail.com 
Argentina

La belleza y la nostalgia de la mujer es la protagonista en el trabajo de la joven Florencia Scafati, nacida en la provincia de Mendoza, Argentina, en setiembre de 1975. 

Dueña de un atractivo lenguaje; dibuja, pinta, talla, ilustra y además es una “hacedora de objetos de cerámica”, como ella misma se describe. "La arcilla es parte de mi ser", agrega. 

Admiradora de la pintora y poetisa mexicana Frida Kahlo (1907-1954) -talento que supo combinar elementos surrealistas, naif y folclóricos-, las mujeres que representa Florencia Scafati si bien tienen gestos cercanos a la tristeza y la melancolía, están totalmente alejadas del horror de la perversidad del mundo. Se resguardan, por el contrario, en una realidad lúdica; suelen estar acompañadas de sirenas, peces o gatos. 

Todo su universo se zambulle en los cuatro elementos: agua, aire, tierra y fuego; explorando a través del barro con un interminable entusiasmo los materiales y las técnicas de nuestros ancestros. 

Hija de los reconocidos artistas plásticos Marta Vicente y Luis Scafati, Florencia reconoce la influencia que ha recibido por parte de ellos desde su infancia. 

La obra, puramente femenina y colorida; detallista y puntillosa es testimonio de la presencia activa y constante que a lo largo de la historia han tenido las mujeres en el arte pese a los constantes obstáculos que han atravesado debido a su género.

“No creo mucho en la musa inspiradora o el talento innato, creo en el trabajo de todos los días”, dice.


-Familia de creativos, por parte de mamá y papá ¿estabas predestinada a ser artista? 

-Nací en un hogar artístico, es verdad. Las muestras, la tinta china, el óleo, el tablero de dibujo, los caballetes, la música y la literatura formaron siempre parte de mi núcleo familiar. Viví momentos difíciles económicamente porque siempre mis viejos la remaron trabajando en el mundo artístico, que no es fácil. Nos mudamos a Buenos Aires en el `76 cuando yo tenía un año; no había internet, ni teléfonos celulares. Fue difícil porque siempre sentí que ambos extrañaban Mendoza y esa nostalgia de alguna manera me tocó. Pero viví una infancia feliz, diferente, en medio de inauguraciones, talleres. Me hice amiga de algunos hijos de artistas, y compartí momentos con grandes artistas que reemplazaron un poco la familia que a veces nos faltó, entre ellos un personaje que era un libro humano y que quiero mucho; Roberto Páez. 




-¿Qué te enseñaron tus padres durante la infancia?

-De niña dibujaba y hacía muestras en mi pieza, los invitados eran mis viejos que por supuesto siempre halagaban.... Mi vieja me enseñó el color. Es una gran maestra y de mi viejo aprendí y sigo aprendiendo el dibujo, la línea y el concepto escultórico.... Pero esa fue mi infancia. Cuando me hice adolescente tuve una especie de rechazo con el mundo artístico. Quise estudiar nutrición, tener una vida diferente; como las que veía en otros. En el último año de la secundaria me hice un test vocacional y la psicóloga me dijo que escribiera un breve resumen de mi vida...lo escribí y sentí que estaba incompleto entonces, hice una ilustración con tinta china... un autorretrato, ahí me di cuenta que tenía que volver al arte, a mis raíces. Tuve que hacer un curso intensivo para volver a dibujar. Mi viejo me albergó en su taller y en unas semanas me dio pautas para dibujar alguna naturaleza muerta. No sé si estaba destinada al arte sí creo que es mi mejor lugar para estar y no me veo haciendo otra cosa... ¡este es mi mundo y me gusta!



-¿Cómo definís tu trabajo? ¿Qué búsquedas representa? 

-Mi trabajo en este momento es un conjunto de muchas áreas. En Bellas Artes me especialicé en grabado, pero nunca me he dedicado con exclusividad a un área. Creo que mágicamente en el arte, la escultura, el dibujo, la pintura y el grabado están unidos y perfectamente pueden coexistir en una obra. En mi infancia fui al taller de una gran maestra de arte, Graciela Tórtora, con ella hacíamos teatro, dibujo, cerámica y aprendí a jugar con la arcilla y de alguna forma ahora de grande lo he vuelto a hacer. 


-¿Hay una camada de ceramistas mendocinos? 

-Hoy sobre todo en Mendoza noto que los ceramistas que egresan de la universidad se perfeccionan en la parte química. Hacen piezas perfectamente esmaltadas pero a veces siento que se olvidan de jugar, de expresar, de que la técnica sea un medio....y no un fin. No soy una ceramista, soy una hacedora de objetos de cerámica en este momento.




- Tus piezas siempre representan alguna historia... 

-Cada pieza mía es un cuento y transmite la historia que quiero contar que muchas veces se transforma en otra. Aprendo cada día y siempre siento que me falta algo, un poco como en la vida...tal vez sea una búsqueda interna también. No creo mucho en la musa inspiradora o el talento innato, creo en el laburo de todos los días. Cuando cortás la rutina tenés que volver a empezar y siempre desde abajo, por eso lo mejor tal vez sea seguir y de a poco en el trabajo de todos los días aparecen algunas respuestas. Hago cerámica, dibujo, pinto, tallo, ilustro y estoy transitando un camino de aprendizaje con algunas certezas que son tesoros en mi trabajo como artista. 

-Dicen que no es sencillo ser hijo de artistas ¿Nunca tuviste miedo -sobre todo de adolescente- de no poder demostrarles a ellos o al resto suficiente habilidad? 

-Claro que no es sencillo. Creo firmemente en que elegimos a nuestros padres antes de nacer y yo los elegí por algo. Cuando estudiaba Bellas Artes sentí un poco de presión por parte de algunos profesores o colegas, parecía que esperaban una Scafati igual al Fati, que tirara líneas correctas y manchas de tinta china por todos lados. Pero por otro lado cuando imitaba un poco lo que tanto había visto en casa me criticaban y me decían que sacara mi propia identidad, que me despojara de mi herencia artística. La verdad es que me hallaba bastante perdida, las academias muchas veces te traban. De todos modos me sirvió mucho, con el tiempo empecé a desaprender algunas cosas he incorporé otras. 


-¿Cómo recuperaste el placer por el dibujo? 

-Fue cuando estaba terminando la carrera de artes, ahí recuperé el placer de dibujar, de pintar…Y con un ex novio con el que viví mis años de estudiante y al que aprecio mucho (hoy es un escritor exitoso radicado en Barcelona) nos pusimos a trabajar en conjunto. El escribió un cuento y yo lo ilustré… El cuento nunca llegó a nada, se perdió con sus imágenes, pero viajamos con él a Barcelona y yo empecé a sentir mucho placer con mi trabajo. Aun hoy me pasa. A veces parece que no hay tiempos; yo, la música o el silencio y la obra, eso es maravilloso. 



-¿Cómo fue esa experiencia en España? 

-En Barcelona estuve tres años, me separé al poco tiempo que llegué y tuve que remarla sola y mucho. Pero siempre me salvó el hecho de saber hacer algo. Vendí pinturas por las calles del casco antiguo de Barcelona. Ahí ya no era la “hija de”, y me di cuenta que ese tema era más un rollo ajeno. A mi vuelta decidí aprovechar el hecho de ser la hija de dos artistas que son reconocidos pero que más allá de eso son laburadores… Entonces ahora me dedico a aprender y los aprovecho al máximo. Tengo una academia de artes en mi familia y eso es un tesoro, ahora que soy madre de dos niños (Lucas y Marcos) me doy cuenta de lo importante y lo significativo que es que tus viejos tengan algo que enseñar como padres y como abuelos. Ya no pienso que voy a fallar. Cuando haces lo que amas, fallar no es algo que se cruce muy a menudo por tu mente. Si te pasa a veces que los resultados no son los esperados, pero ahí es cuando hay que seguir; porque esos fracasos son los motivadores para posibles logros.



-Pensar de que la obra anterior no ha sido suficientemente buena es un síntoma común entre muchos artistas; mostrarse poco satisfecho con el trabajo terminado. Pero ese inconformismo habla de una búsqueda permanente por hacer algo que sea estéticamente satisfactorio y “superador”. Buscar esa “perfección” –imposible de lograr por cierto…- 

- Si, es todo un tema. Muchas veces las obras se terminan solas, creo que hay que saber escucharlas y hacer otras. Es difícil porque uno quisiera poner muchas cosas y cuesta desprenderse de líneas formas y colores. Desear alcanzar una perfección extrema muchas veces asusta y el miedo paraliza, por eso trato de no poner tanto énfasis en una pieza o papel: lo mejor es trabajar con dos a la vez, de esa manera las expectativas se reparten. 



-Muchas de tus obras están atravesadas por un efecto de “maravilla” y sobre todo tienen un carácter muy “femenino” ¿Es así? 

-Sí, puede ser... mi trabajo está basado en lo sensorial, mis personajes son bastante extraños, no son mujeres de belleza convencional. Creo que armo climas donde predomina cierta melancolía. Trabajo mucho con los cuatro elementos; el agua, el aire, la tierra y el fuego. La imagen femenina es recurrente porque es mi mundo, me sumerjo en un océano donde hay sirenas que salen a la superficie con peces recién concebidos y en una piedra al calor del sol esperan el manto protector de algún hada. Me atrapan las historias de muchas mujeres.



-¿Cómo cuáles? 

-Frida Kahlo y el dolor convertido en mariposas, Amy Winehouse y su magnífica voz, Aida Carballo y sus grabados y dibujos llenos de magia y pasión, todas unidas por vidas con mucha efusión y profundidad. No es que no admire ni me conecte con el mundo masculino, pero me resulta más útil para mi fin el cuerpo femenino con todos sus bemoles, las caderas anchas o afinadas, los enormes ríos de algunas cabelleras, las piernas largas que nunca terminan y las miradas. Las mujeres tenemos infinitos mundos ocultos en cada contemplación. 



-Trabajar con el barro te permite “volver a la tierra” y conectarte con toda una extraordinaria tradición de ceramistas que tiene nuestro continente 

-Hice talleres de cerámica en mi infancia, después me volqué a estudios académicos, grabado, dibujo, pintura...Cuando estaba embarazada de mi primer hijo recuerdo que un día tuve una extraña sensación muy fuerte de necesitar un poco de tierra, tanto que me compré una maceta (vivía en un departamento en plena ciudad). En ese entonces y por unos años hacía objetos de papel que vendía para subsistir y porque siempre tuve mucha necesidad de crear. Pero no me terminaba de satisfacer el proceso de la cartapesta, necesitaba algo más. Entonces volví al barro, hace casi cuatro años...y fue amor a primera vista. 

-¿Cuáles son las bondades más grandes de trabajar con barro? 

-La arcilla es una parte de mí ser, me gusta trabajarla, me da amplias posibilidades para sacar y poner y así llegar a algo que busco. El proceso es maravilloso y abrir el horno es encontrarse siempre con algo nuevo. Me gusta ese azar que se cocina, me gusta abrir esa caja de sorpresas. Me siento una niña abriendo regalos que vienen del centro de la tierra... Soy una esponja, siempre lo fui, primero de mis viejos, y luego de todo lo que me gusta.


- ¿Recordás la primera exposición a la que fuiste? 

-La primer muestra que recuerdo fue una del gran Berni, cuando llegué a casa empecé a buscar objetos y a juntar basura para hacer cuadros como Antonio; y los hice a mi manera.



¿Reconoces influencias latinoamericanas? 

-Tengo influencias de corrientes latinoamericanas, entre muchas otras. Admiro a muchos artistas como Berni, Aida Carballo. Benavidez Bedoya, Sergio Sergi, Diego Rivera, Frida Kahlo, Remedios Varo... No dejo de mirar y aprender de otros, no solo en el arte, en la música, el cine y la literatura. Es imposible no influenciarse, para mí es muy beneficioso, es una manera de aprender e incorporar nuevas herramientas para un camino propio ¡Yo estaría feliz de influenciar a alguien! 

Sobre Florencia Scafati: 




Fecha de nacimiento: 17/ 09 / 75 
Lugar de nacimiento: Mendoza, Argentina 

Formación: 

Bellas artes Prilidiano Pueyrredon, Buenos Aires. Especialidad grabado y dibujo. Caracterización (Tecnicatura de maquillaje y peluquería para opera) Teatro Colón, Buenos Aires.


Desde su casa-taller en Mendoza, Florencia Scafati organiza una tienda virtual de arte con piezas exclusivas y a precios accesibles


Homenaje a David Bowie 

Sus gustos:

Un libro: "Daisy sisters" de Henning Mankell 
Un grupo de música o un solista: Amy Winehous 
Una canción: "Pachamama" de Keny Arkana 
Una película: "La gran belleza" de Paolo Sorrentino
Un hobby: caminar 

Contacto: 


5 comentarios:

  1. Excelente nota... una genia Flor!!!

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    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias Juan Pablo! Me alegra mucho que te haya gustado. Saludos.

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  2. Muchos Éxitos Flor, tenes un espíritu luchador y esta dando sus frutos!

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  3. Muchos Éxitos Flor, tenes un espíritu luchador y esta dando sus frutos!

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